Historia de la Semana Santa en Gumiel.

La Semana Santa en Gumiel de Izan sobresale de todas las de Castilla y Leon por su originalidad en cuanto al folklore religioso. En las procesiones, cofrades, encapuchados y grupos cantores despliegan su tradición religiosa.

Los gomellanos conservan un digno acervo de la Semana Santa. En la Semana Santa Gomellana se cantan un conjunto de versos o cánticos religiosos desde tiempo inmemorial, se piensa en principios del siglo XVIII.

 

En la procesión del Domingo de Ramos los gomellanos entonan el estribillo "Gloria al rey de Israel", que repiten después de cada estrofa (trece en total), que forman una composición lírica, interpretación popular que nos narran los evangelistas. Viene a ser una perífrasis de las estrofas "Pueri hebraeorum y Hosanna" de la liturgia romana cantadas con música gregoriana. Los versos, "las puertas se cerraron / pero las abrió el señor" se escenifican abriéndose las imponentes puertas del templo gomellano en el momento que las empuja el sacerdote celebrante.

Por la mañana del Viernes Santo los gomellanos realizan la procesión de "El Calvario", con un viacrucis cuyas catorce estaciones están en el camino de la ermita de la Virgen del Rio. Rememora a Jesús con la cruz a cuestas camino del Calvario. En las pausas de las estaciones el orador sagrado dirige unas cuantas consideraciones espirituales y durante todo el recorrido hasta llegar a la ermita de la Virgen del Rio se cantan formando dos coros alternativos el conjunto de veinticinco estrofas y el estribillo "llorad pues, ojos míos, llorad por vuestro amado", que forman la composición de "El Calvario"

Llegados a la entrada de la ermita de la Virgen del Rio, los dos coros de fieles empiezan a cantar alternativamente las cuarenta y ocho estrofas de dos versos con el estribillo"pésame señor, de habernos ofendido" 

Los pasos de Jesús Nazareno y la Virgen Dolorosa son los verdaderos protagonistas de la procesión de "El Calvario", imágenes acompañadas por cofrades y devotos.


La Vía sacra gomellana

Los gomellanos denominamos popularmente Vía sacra al largo romance, dividido hoy en 64 estrofas, que se canta en la procesión del Viernes Santo por la tarde, conocida también por la procesión del Entierro. Este romance tiene por título «oficial» Pasión y muerte de Nuestro Señor Jesucristo, pero su nombre popular le viene del primero de los versos, estrofa que no hay gomellano que no sepa de memoria: 

Vamos a la vía sacra, 

donde la contemplaremos 

la dolorosa pasión 

de Cristo Redentor nuestro. 

Por metonimia llamamos también vía sacra al cuadernillo donde se recoge este romance, así como los otros cánticos de la Semana Santa. Asimismo, en las vías sacras antiguas solían recogerse otras canciones tradicionales, como El reloj de la pasión o El arado, hoy desaparecidas de la tradición del pueblo, y, por desgracia, también de la memoria de los gomellanos. No ocurre lo mismo con este Romance de la pasión que, año tras año, en tradición sólidamente afianzada, los gomellanos van desgranando durante la mencionada procesión, que, sostenida por dos cofradías, la de la Vera Cruz y la de la Esclavitud, se acrecienta cada año con nuevas aportaciones a su puesta en escena. Nos detendremos brevemente en describir en qué consiste el marco en el que se canta el romance. El acto comienza en la iglesia con una ceremonia del descendimiento, en el que se baja de una cruz de más de tres metros, colocada en el centro del altar, un cristo yacente articulado, talla de la escuela de Gregorio Fernández. El cristo es depositado en una urna iluminada que es llevada en andas por cuatro cofrades de la Esclavitud. Además de la imagen de Cristo, desfilan también una imagen de la DoloRomance de la pasión en Gumiel de Izán María del Carmen Ugarte García Revista de Folklore Nº 415 37 María del Carmen Ugarte García rosa, otros pasos pequeños que representan escenas de la pasión, y, recientemente, también el paso de Jesús de Nazareno, figura central del vía crucis que se celebra por la mañana. Abren la procesión los correspondientes estandartes y justo detrás de ellos se forman dos grupos de cantores: el primero cantará las estrofas impares del romance, y el segundo las pares. Al canto, que se hace totalmente a capella, se superponen a intervalos más o menos regulares un toque solemne de trompeta seguido de tres golpes secos con el bombo. Las cofradías, que acompañan a sus respectivas imágenes, se intercalan entre los dos grupos de cantores, y tras el último paso, el de la Dolorosa, un pequeño grupo de cantores entona, también a intervalos regulares, un miserere en latín. La procesión discurre lenta por las principales calles del pueblo, los cantos se repiten varias veces y se vuelve a la iglesia donde se procede con gran solemnidad al «entierro de Cristo», es decir, a depositar la imagen de Cristo yacente en la urna situada en el altar de la Dolorosa, donde se expone de forma permanente. Hacemos hincapié aquí en la alternancia de dos coros en el cántico de la pasión, práctica que es habitual en otros cánticos tradicionales en la comarca, como por ejemplo en las marzas, y que sin duda ha debido de influir en las modificaciones que ha sufrido el texto respecto al original, como veremos más adelante. En cuanto al canto del miserere, que en Gumiel de Izán tiene un cierto tono culto al ser cantado por un grupo selecto y pequeño, tiene también muchos componentes populares, según ha constatado recientemente Santiago Izquierdo (2016, 19-20) para Sotillo de la Ribera y otros pueblos de la comarca, Gumiel de Izán incluido.

Las vías sacras 

Una vez establecido el marco, detengámonos en los librillos que durante generaciones han servido de soporte material a estos versos, las denominadas por nosotros vías sacras. Las más antiguas que se conservan son de principios del siglo xx, o finales del xix: hermosos trabajos escolares donde se cuida la caligrafía y la decoración mediante el añadido de dibujos u orlas. Sin embargo, abundan en ellas las faltas de ortografía y la malinterpretación de algunas palabras difíciles, por lo que suponemos que los maestros prestaban más atención a la forma externa que al propio contenido. La tradición oral nos habla de que estas vías sacras eran ya habituales en el siglo xix, y en buena medida se siguieron haciendo hasta muy avanzado el siglo xx, cuando la imprenta vino a sustituirlas1 . 1 La tradición de reproducir por los escolares en librillos las canciones de Semana Santa no solo ha sido constatada en Gumiel de Izán, sino también en otros pueblos de alrededor; por ejemplo, en Quintana del Pidio. Grupo de cantores durante la procesión del Entierro Revista de Folklore Nº 415 38 María del Carmen Ugarte García Hacemos un inciso para comentar que, aunque hoy el romance lo cantan indistintamente hombres y mujeres, durante buena parte de su historia fue cantado solo por hombres —a las mujeres se les asignaba el canto del miserere o el mero acompañamiento de la procesión—, por lo que la mayoría de los ejemplares pertenecían a los varones de la familia; sin embargo, es posible encontrar algunas excepciones, como el realizado por Eulalia Alcalde. En cualquier caso, una de las cuestiones que pueden sorprendernos en estos tiempos, en que los ejercicios de memoria han quedado relegados a un segundo lugar, es que la mayoría de los gomellanos, tanto hombres como mujeres, se sabían casi todo el texto de memoria. Muchos de ellos confesaban que, una vez oído el primer verso de la estrofa, eran capaces de concluirla sin necesitar papel alguno. Hoy en día, incluso, muchos versos son bien conocidos por las generaciones más jóvenes, que los repiten de forma automática. 

De las versiones manuscritas hemos tenido acceso a cuatro de ellas, que pasamos a describir a continuación.

Vía sacra de Roque Nuño 

Sin fecha, aunque podemos datarla muy a principios del siglo xx o finales del xix. Es un ejemplar, restaurado por José Antonio González, actualmente en posesión del hijo mayor de Roque Nuño, Antonio Nuño. Al contrario de lo que veremos en las posteriores, esta vía sacra no tiene ningún tipo de datación ni de firma, pero Roque Nuño, nacido a principios del siglo xx, tenía fama de gustarle «estas cosas de antes», por lo que lo más probable es que este ejemplar no hubiera sido realizado por él, sino que perteneciera a algún antepasado, y conservara, eso sí, con gran cariño. Es un ejemplar valioso e interesante desde el punto de vista del texto, con letra cuidada y muy pocas faltas, y también por las ilustraciones a plumilla que nos recuerdan que los elementos de la actual procesión —capirotes, corneta, tambores, la imagen del Cristo yacente llevado por cuatro cofrades— cuentan con una larga tradición. Por los comentarios de otros informantes mayores, que recuerdan haber visto en sus casas como pertenecientes a sus abuelos ilustraciones parecidas, creemos que debían de ser habituales a finales del siglo xix. 

La vía sacra de Roque Nuño tiene 122 páginas y, además de las ilustraciones a tinta china, recoge otras muchas composiciones religiosas populares de todo el año. 

Vía sacra de Ricardo Ortega Ontoria 

Facilitada por Pedro Ontoria según una restauración de José Antonio González, parece ser coetá- nea de la anterior, pero totalmente distinta, por lo que nos lleva a pensar en que quizá sea posterior, Final de Romance de la pasión. Vía sacra de Roque Nuño Revista de Folklore Nº 415 39 María del Carmen Ugarte García no solo por la práctica de la datación, que vemos en la siguiente, sino también por el cambio de estilo. Con buena caligrafía, pero sin ilustraciones, consta de 50 páginas. Además de los cánticos de Semana Santa, recoge canciones religiosas de otras épocas del año. Al final, en la página 50, hay una datación general: «Gumiel de Izán 19 Marzo del año 1908. Ricardo Ortega Ontoria». Hay otras dataciones parciales al final de algunas composiciones. Los distintos cánticos aparecen divididos en estrofas con el estribillo, cuando lo hay, destacado. La ortografía es descuidada y presenta también algunos signos de oralidad en las palabras difíciles; por ejemplo, ese «Con dolorosos ingüentos»2 que encontramos en la página 42. 

Vía sacra de Eulalia Alcalde 

La conserva su hija Felipa Escolar, está datada por Eulalia en abril de 1928. Fue un trabajo escolar que realizó, bajo la dirección de doña Estefanía Arnaiz, cuando tenía 15 años. Nótese que ya había dejado la escuela y que en aquellos años las mujeres no cantaban la Vía sacra; sin embargo, era relativamente habitual que las alumnas más aventajadas hicieran esta labor para sus hermanos varones, según hemos podido saber por otros testimonios. El texto está escrito a dos columnas, separadas por una línea sinuosa muy irregular. Tiene pequeñas ilustraciones de tipo floral. La caligrafía es cuidada, pero no así el texto, que presenta numerosas faltas, muchas de ellas claros signos de oralidad, que demuestran que Eulalia pudo reproducir los errores de otras3 , así como introducir los propios, al trascribir en los distintos pasajes lo que oía o lo que recordaba. Al igual que la de Ricardo Ortega, la mayor parte de los cánticos aparecen firmados y datados. 2 «Dolorosos» por «olorosos» aparece en todas las versiones manuscritas. En cuanto a «ungüentos», aparece también escrita como «unbuentos», que, sin duda, reproduce la realización vulgar de esta palabra en la zona. 3 Por ejemplo, insiste en lo de «dolorosos ingüentos». Vía sacra de Ricardo Ortega Vía sacra de Eulalia Alcalde Revista de Folklore Nº 415 40 María del Carmen Ugarte García 

Vía sacra de Baltasar Guerra Sotillo

Fechada por él mismo en 1948. En esos años fueron las últimas vías sacras que se hicieron a mano. Algunas personas mayores recuerdan unas vías sacras impresas en tintas moradas que pasaron a sustituir a estos trabajos escolares. Su actual propietaria, Angelita Pérez Aldea, se la encontró cuando era niña tirada detrás de la escuela, en un lugar donde se acumulaban basuras, la recogió y se la guardó. Esta vía sacra presenta, al igual que las otras, rasgos de oralidad y muchas faltas de ortografía y de mala comprensión de las palabras. Fue realizada por el autor a la edad de 15 años, según nos cuenta él mismo en la penúltima hoja, una especie de contraportada, e ilustrada con numerosos dibujos de colores. La caligrafía es clara y cuidada. Incluye también otras composiciones religiosas populares. Está dividida en estrofas, al igual que las versiones impresas, coetáneas, de las que hablaremos a continuación.


Esta información esta extraída de un fantástico articulo de María del Carmen Ugarte. Si deseáis ampliar esta información y consultar mas textos, no dudéis en leer el articulo

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Libro "La Semana Santa de Gumiel de Izán"

Tras muchos meses de trabajo desinteresado, ha salido ha la luz el libro "La Semana Santa de Gumiel de Izán" producido por Pedro Ontoria Oquillas y María Carmen Ugarte García, y editado por el Ayuntamiento de Gumiel de Izán.

El precio del libro es de 15€ y esta puesto a la venta en el Ayuntamiento y en establecimientos del pueblo.

Esperando que les guste y que disfruten tanto de él como nosotros lo hicimos diseñándolo.